Este trabajo forma parte de la serie El caballo sin nombre. En este caso el caballos se encuentra definido por su perfil, sintetizado a la mínima expresión. Empleando tanto las manchas de colores planos como la línea, como representaciones orgánicas de partes de un todo. Una pieza muy cercana a la abstracción, donde la figura del caballo queda encriptada por las elegantes figuras que la forman.